miércoles, 7 de agosto de 2013

Trabajadores de tiendas Ripley a huelga en todo Chile


Trabajadores de Ripley iniciaron una huelga legal desde las 9 am
Viña del Mar 6 de agosto.- Cornetas, silbatos y tambores inundan el ambiente de la tienda Ripley en la esquina de la calle Valparaíso. Vuelan el confeti, la espuma y los globos. Una bandera negra ondea en todo lo alto. Cualquiera pensaría que los hombres y mujeres que saltan al ritmo de los silbatos asisten a un carnaval si no fuera por las numerosas pancartas que anuncian “Huelga Ripley, por un mejor sueldo”.
 
 
Cerca de 900 trabajadores de la tienda departamental Ripley, perteneciente a la razón social comercial Establecimientos Comerciales Calderón S.A o ECCSA, iniciaron una huelga legal este martes a nivel nacional en lugares como Santiago, Temuco, Concepción y Viña del Mar.
 
Mauricio Aeschlimann, líder del sindicato de trabajadores de ECCSA en Viña del Mar, aseguró que en esta comuna son 150 trabajadores los que están en huelga. “Llevamos doce años sin ningún incremento, los salarios son bajos y tenemos pocos beneficios en nuestro contrato colectivo” asegura Aeschlimann.
 
Mauricio Aeschlimann, líder sindical, empuñando su silbato.
El representante de los trabajadores de ECCSA en Viña del Mar comenta que “haciendo un promedio los sueldos llegan a 400 mil pesos chilenos al mes” a penas el doble del salario mínimo actualmente en Chile.
 
Por otro lado la empresa expande sus fronteras e inauguró cinco tiendas en Perú el año pasado mientras que ha comenzado a abrir sus puertas en Colombia. “Ripley no tiene dinero para sus trabajadores pero sí para seguir abriendo tiendas en Perú, Colombia, etc.” reza una de las pancartas pegadas a uno de los escaparates.
 
La misma empresa que tiene en total 40 tiendas en Chile, 20 en Perú, que piensa abrir diez más en Colombia y que según sus propios estados financieros del año 2012 tiene un patrimonio acumulado de 737 mil 357 millones 466 mil pesos, tiene doce años sin aumentar las remuneraciones de sus empleados.
 
Las palabras de Richard, trabajador de Ripley desde hace 24 años, van más allá. “Nos han dicho también que nos van a bajar la comisión. Hemos esperado doce años para que nos suban un poco y nada y ahora nos están bajando ¿a dónde vamos?”.
 
Richard, como las decenas de trabajadores apostados fuera de la tienda sopla fuertemente con su silbato y hace ruido con lo que puede. No deja de tocar su silbato ni cuando se aleja unos metros de la manifestación para dar una entrevista. Sólo lo hace para denunciar que, contrario a lo que dice la tienda, el clima laboral se ha vuelto bastante malo.
 
Coincide Carlos Tapia quien también es vendedor integral. Él asegura que “el clima laboral es muy malo porque no han tratado de negociar con nosotros, por eso estamos haciendo un poquito de presión para que sepan que tenemos dignidad como trabajadores”.
 
Del otro lado se encuentra un par de trabajadoras jóvenes, una es ordenadora y la otra vendedora. Ellas están visiblemente aisladas del barullo de la huelga. Sus rostros no reflejan el mismo entusiasmo que el de los demás trabajadores. “Nosotras lo que queremos es entrar, estando acá afuera nada más perdemos tiempo y dinero. A nosotras no nos afecta tanto y podríamos estar ganando más adentro, cada día de huelga nos van a descontar el sueldo”.
 
Agregan que con la huelga solamente se exponen a que las despidan. “¿Que si en Ripley son explotadores? Sí. Pero yo estoy contenta con mi sueldo, me alcanza y me sobra”. Y su compañera agrega, “el dilema es que sí podemos entrar pero si entramos nos echamos a todo el sindicato encima, nos linchan”.
 
En su opinión, los únicos que quieren la huelga son los trabajadores antiguos y el único que gana es el sindicalista, sin embargo, el acta de escrutinio de las votaciones para decidir si ir a huelga o no, arrojó como resultado sólo 3 votos en contra.
Los pocos compradores salían tapándose los oídos para protegerlos
del ruido.
 
Quienes tampoco están muy contentos con la huelga son algunos peatones y compradores. Algunos se tapan los oídos como pueden y caminan más rápido para salir pronto de ahí. Sin embargo, la mayoría se acerca con curiosidad a las pancartas y mira con una sonrisa el ambiente festivo de la protesta.
 
Después de casi 10 horas de estar parados afuera de la tienda y haciendo ruido, el acto de los trabajadores ha surtido efecto. Dentro de la tienda los pasillos se encuentran completamente vacíos. Hay más trabajadores de seguridad con tapones de oído improvisados con papel dentro de la tienda que clientes.
El perro que amenizó la tarde.
 
Afuera es todo lo contrario, todo es diversión, ruido, baile. Un perro al que le han colocado una bolsa de Ripley es el encargado de amenizar las últimas horas de protesta persiguiendo los globos negros de los trabajadores.
 
Ya el líder de los sindicalizados anunciaba que de ser necesario la huelga duraría 15 días. Un trabajador con altavoz repitió que la huelga iba a durar lo que tuviera que durar y que si era necesario estar de nueve de la mañana a nueve de la noche lo iban a hacer.



Los empleados entrevistados coincidieron en que seguramente entre el siete y el ocho de agosto habrá pláticas con la empresa para tratar de llegar a un acuerdo. Hasta el momento, sin embargo, Ripley no ha emitido comunicación alguna por los canales oficiales.
 
@a_ilizaliturri


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