sábado, 13 de julio de 2013

Periodistas y público se unen para apoyar a reporteros exiliados I


(NOTA) 
Escucha la conferencia completa aquí. El momento en el que inicia la ponencia de cada uno de los autores está señalado en el audio como comentario.


En solidaridad con los periodistas desplazados, desaparecidos o asesinados la organización Reporteros Sin Fronteras, la revista El Chamuco y la Red de Periodistas de a Pie organizaron un evento en el que las reporteras Marcela Turati, Lydia Cacho y Anabel Hernández, el reportero Diego Enrique Osorno y el caricaturista Rafael Barajas “El Fisgón” reflexionaron sobre el estado de la libertad de prensa en México y sobre la alarmante situación de los periodistas obligados a huir de su estado o país.

El evento denominado Sin Censura sirvió para recaudar fondos que ayudarán a los 14 periodistas exiliados y a los 12 desplazados de sus estados por medio de la venta de libros escritos por los periodistas que hablaron la tarde de ayer ante un público que llenó el patio central del Club de Periodistas en el Centro Histórico de la capital mexicana.

Los propios periodistas desplazados o exiliados describieron su situación por medio de mensajes escritos de manera anónima y leídos durante la conferencia. Coincidieron en que la incertidumbre en la que viven es lo más duro para ellos. No pueden seguir ejerciendo el periodismo, son abandonados por sus medios, no les pagan sus salarios y además se sienten forasteros a cualquier lugar al que van.

No quiero perder la cabeza

Lydia Cacho, reconocida por sus reportajes que pusieron al descubierto redes de pederastia en México y que le causaron amenazas de parte de empresarios y políticos como el ex gobernador de Puebla Mario Marín, leyó un texto de su autoría, que nunca contempló hacer público. “Es un texto íntimo que escribí precisamente en un momento en el que salí del país por amenazas, se llama No quiero perder la cabeza”.


Durante su lectura, Lydia Cacho tocó un punto que sería abordado ampliamente por Anabel Hernández y los demás expositores: la complicidad de las autoridades ante la persecución de los reporteros. Contó que tras recibir amenazas de muerte llamó a sus abogados y siguió trabajando “segura de que las autoridades no harían nada por mí como no hacen nada por la gran mayoría de mexicanas y mexicanos”.

En uno de los puntos más dramáticos de su narración recordó una de las amenazas de muerte que sufrió. “Llegan a mi mente las palabras de la penúltima amenaza de muerte que recibí por correo electrónico, primero le darían mis manos a mi pareja, luego darían la cabeza a mi padre, en cuanto recibí la amenaza llamé a mis abogados, es lo único que hacemos todas y todos, en esta mesa y allá afuera”.

Lydia Cacho, además de exponer con valor los momentos más complicados de su carrera y quizá también de su vida, habló sobre la importancia del ejercicio periodístico para la sociedad: “soy amenazante, somos amenazantes para unos pocos porque nuestro oficio es útil para muchos”.

No se qué es peor

Anabel Hernández comenzó contrastando el gobierno de Felipe Calderón con lo que va del de Enrique Peña Nieto en materia de libertad de prensa. Según su análisis y las cifras que lo comprueban, los dos presidentes han contribuido a que la actividad periodística sea en México una práctica de alto riesgo.

“No se qué es peor un presidente como Felipe Calderón que se decía preocupado por los ataques a periodistas y medios de comunicación pero que por debajo de la mesa instruía a los fiscales especiales para no investigar los atentados a la libertad de expresión. O es peor, que el actual presidente, Enrique Peña Nieto, ni siquiera mencione el tema de la libertad de expresión o los ataques a periodistas como si no pasara nada”.

La autora del libro Los Señores del Narco y cuya más reciente investigación se ha centrado en la corrupción y el abuso de poder dentro de la Policía Federal, equiparó la abierta protección de Felipe Calderón a Genaro García Luna, ex secretario de la extinta Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y que mantiene amenazada a la propia Anabel Hernández, con la simulación de Enrique Peña Nieto que a través de la Procuraduría General de la República (PGR) citó a declarar a García Luna pero “no lo encuentra”.

Anabel Hernández declaró que durante año y medio “la PGR no hizo nada” a pesar de que ella entregó pruebas suficientes sobre las personas que atentaron contra ella y su familia. Describió el tortuoso camino que tiene que recorrer un reportero amenazado para entrar al Mecanismo de Protección a Periodistas y cuyo episodio más complicado es el pleno del comité del Mecanismo.

“Me hicieron una evaluación de riesgos, Juan Carlos Gutiérrez, el director del Mecanismo, me dijo vía telefónica que salió muy alto, es decir que la Secretaría de Gobernación (SEGOB) está consciente de que mi vida corre gran peligro. Pedí que me entregara por escrito lo que me decía por teléfono y tardó un mes en entregarme mi análisis de riesgos que por seguridad me era muy importante”.


Con la voz entrecortada y haciendo pausas para poder continuar la reportera dedicó sus últimas frases de la noche al público. “Esta noche quiero decir públicamente lo importante que son ustedes en mi vida aunque no lo sepan. Ustedes, comprando mis libros, me hicieron libre, como nunca jamás creí que pudiera serlo. Hoy les pido que ayuden a ser libres a otros periodistas”.


*el texto se dividió en dos para facilitar su lectura, continúa aquí.

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