(NOTA)
Escucha la conferencia completa aquí. El momento en el que inicia la ponencia de cada uno de los autores está señalado en el audio como comentario.
En solidaridad con los
periodistas desplazados, desaparecidos o asesinados la organización Reporteros
Sin Fronteras, la revista El Chamuco y la Red de Periodistas de a Pie
organizaron un evento en el que las reporteras Marcela Turati, Lydia Cacho y
Anabel Hernández, el reportero Diego Enrique Osorno y el caricaturista Rafael
Barajas “El Fisgón” reflexionaron sobre el estado de la libertad de prensa en
México y sobre la alarmante situación de los periodistas obligados a huir de su
estado o país.
El evento denominado Sin
Censura sirvió para recaudar fondos que ayudarán a los 14 periodistas exiliados
y a los 12 desplazados de sus estados por medio de la venta de libros escritos
por los periodistas que hablaron la tarde de ayer ante un público que llenó el
patio central del Club de Periodistas en el Centro Histórico de la capital
mexicana.
Los propios periodistas
desplazados o exiliados describieron su situación por medio de mensajes
escritos de manera anónima y leídos durante la conferencia. Coincidieron en que
la incertidumbre en la que viven es lo más duro para ellos. No pueden seguir
ejerciendo el periodismo, son abandonados por sus medios, no les pagan sus
salarios y además se sienten forasteros a cualquier lugar al que van.
No quiero perder la cabeza
Lydia Cacho, reconocida por
sus reportajes que pusieron al descubierto redes de pederastia en México y que
le causaron amenazas de parte de empresarios y políticos como el ex gobernador
de Puebla Mario Marín, leyó un texto de su autoría, que nunca contempló hacer
público. “Es un texto íntimo que escribí precisamente en un momento en el que
salí del país por amenazas, se llama No quiero perder la cabeza”.
Durante su lectura, Lydia
Cacho tocó un punto que sería abordado ampliamente por Anabel Hernández y los demás
expositores: la complicidad de las autoridades ante la persecución de los
reporteros. Contó que tras recibir amenazas de muerte llamó a sus abogados y
siguió trabajando “segura de que las autoridades no harían nada por mí como no
hacen nada por la gran mayoría de mexicanas y mexicanos”.
En uno de los puntos más
dramáticos de su narración recordó una de las amenazas de muerte que sufrió. “Llegan
a mi mente las palabras de la penúltima amenaza de muerte que recibí por correo
electrónico, primero le darían mis manos a mi pareja, luego darían la cabeza a
mi padre, en cuanto recibí la amenaza llamé a mis abogados, es lo único que
hacemos todas y todos, en esta mesa y allá afuera”.
Lydia Cacho, además de
exponer con valor los momentos más complicados de su carrera y quizá también de
su vida, habló sobre la importancia del ejercicio periodístico para la sociedad:
“soy amenazante, somos amenazantes para unos pocos porque nuestro oficio es
útil para muchos”.
No se qué es peor
Anabel Hernández comenzó
contrastando el gobierno de Felipe Calderón con lo que va del de Enrique Peña
Nieto en materia de libertad de prensa. Según su análisis y las cifras que lo
comprueban, los dos presidentes han contribuido a que la actividad periodística
sea en México una práctica de alto riesgo.
“No se qué es peor un
presidente como Felipe Calderón que se decía preocupado por los ataques a
periodistas y medios de comunicación pero que por debajo de la mesa instruía a
los fiscales especiales para no investigar los atentados a la libertad de
expresión. O es peor, que el actual presidente, Enrique Peña Nieto, ni siquiera
mencione el tema de la libertad de expresión o los ataques a periodistas como
si no pasara nada”.
La autora del libro Los
Señores del Narco y cuya más reciente investigación se ha centrado en la
corrupción y el abuso de poder dentro de la Policía Federal, equiparó la
abierta protección de Felipe Calderón a Genaro García Luna, ex secretario de la
extinta Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y que mantiene amenazada a la
propia Anabel Hernández, con la simulación de Enrique Peña Nieto que a través
de la Procuraduría General de la República (PGR) citó a declarar a García Luna
pero “no lo encuentra”.
Anabel Hernández declaró que
durante año y medio “la PGR no hizo nada” a pesar de que ella entregó pruebas
suficientes sobre las personas que atentaron contra ella y su familia.
Describió el tortuoso camino que tiene que recorrer un reportero amenazado para
entrar al Mecanismo de Protección a Periodistas y cuyo episodio más complicado
es el pleno del comité del Mecanismo.
“Me hicieron una evaluación
de riesgos, Juan Carlos Gutiérrez, el director del Mecanismo, me dijo vía
telefónica que salió muy alto, es decir que la Secretaría de Gobernación
(SEGOB) está consciente de que mi vida corre gran peligro. Pedí que me
entregara por escrito lo que me decía por teléfono y tardó un mes en entregarme
mi análisis de riesgos que por seguridad me era muy importante”.
Con la voz entrecortada y
haciendo pausas para poder continuar la reportera dedicó sus últimas frases de
la noche al público. “Esta noche quiero decir públicamente lo importante que
son ustedes en mi vida aunque no lo sepan. Ustedes, comprando mis libros, me
hicieron libre, como nunca jamás creí que pudiera serlo. Hoy les pido que
ayuden a ser libres a otros periodistas”.
*el texto se dividió en dos para facilitar su lectura, continúa aquí.
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