Daniel Jiménez López perdió sus dos piernas por una
descarga eléctrica que sufrió cuando intentaba conectar los cables que dan luz
eléctrica a su comunidad y que habían sido cortados por la Comisión Federal de
Electricidad por falta de pago.
Se presentó este miércoles 25 de junio durante el
evento Voces por la Libertad de Alberto Patishtán en el Distrito Federal para
pedir ayuda con las prótesis que requiere y denunciar junto con otros
compañeros de Las Abejas, organización de la que también forma parte, la
violencia que los paramilitares están provocando nuevamente en Chiapas.
Cuenta que era técnico de la Red contra las Altas
Tarifas de la Luz y que fue capacitado por el Sindicato Mexicano de
Electricistas para volver a conectar a su comunidad a la luz eléctrica pero que
un error suyo le costó recibir una descarga de 34 mil voltios. “Fue una
desgracia, fue un fallo técnico mío lo que me pasó, perdí mis dos pies ayudando
a mi comunidad”.
Pero aclara que la pérdida de sus extremidades
también es resultado de negligencia médica. “Allá en Tuxtla no me querían
atender, fue negligencia médica lo que me hicieron”. Señala también que
requiere apoyo para sus prótesis. “Hoy mis prótesis ya se acabaron, ya fui a
preguntar donde las hacen pero sale muy caro, sale en 15 mil pesos, esa
cantidad no la tengo”.
Cinco mil pesos por "un foquito"
La historia de Daniel no sólo muestra lo difícil que
es para los que menos tienen acceder a los servicios de salud de calidad, es
emblemática de la paradoja de un estado que produce la energía eléctrica que
abastece al país pero que no la distribuye entre sus habitantes.
Chiapas posee siete presas hidroeléctricas y según
cifras de la CFE la presa Chicoasén es la mayor hidroeléctrica del país con dos
mil 400 mega watts de capacidad. Esta presa chiapaneca además es conocida como
la cuarta planta hidroeléctrica más productiva del mundo.
El estado del sureste del país es el más productivo
en cuanto a energía generada a través del agua, sin embargo, le niega el agua
potable y la luz eléctrica a la mayor parte de sus habitantes.
Un ejemplo concreto es el municipio de Chenalhó, en
el que vive Daniel. El 95% de sus habitantes está en situación de pobreza y
peor aun, el 72%, la mayor parte de los pobladores en pobreza entra en la
categoría de pobreza extrema. Prácticamente todos los habitantes de Chenalhó,
el 92.7%, carecen de los servicios básicos en su vivienda, entre ellos, agua
potable y luz eléctrica.
Pero por si esto fuera poco los chiapanecos no sólo
sufren escasez de los bienes que ellos producen para todo México, si los llegan
a tener se los cobran excesivamente caros por eso, dice Daniel, decidieron
organizarse.
“Donde nosotros vivimos ¡ahí nace la luz y tenemos un
foquito! No tenemos aparatos que utilicen tanta luz como acá en México y el
recibo llega de hasta cinco mil o seis mil pesos. Por eso nosotros no pagamos,
resistimos, porque no tenemos esa cantidad y no la consumimos esa energía que
nos cobra.”
Daniel también denunció que el gobierno pretende
seguir sacando provecho de los recursos naturales del estado a costa de sus
habitantes. “Allá donde vivo quieren hacer otras dos presas y esas presas no
las hacen mexicanos. ¿Dónde vamos a vivir si hacen las presas? Porque están
cerca de donde vivimos y todo se va a inundar, ¿cómo nos vamos a alimentar?”.
La generación de energía en México pone al
descubierto la desigualdad como pocos sectores lo hacen. El agua de Chiapas
sirve para generar electricidad que la mayor parte de sus habitantes no tienen.
A los indígenas oaxaqueños los han despojado de sus tierras por la construcción
de parques de energía eólica. Las centrales nucleoeléctricas de otro estado
pobre como Veracruz son indispensables para todo el país y las centrales
carboeléctricas de Coahuila han sido testigo de la muerte de sus trabajadores
como la Carbón II en 2011.
Daniel Jiménez López perdió sus dos piernas luchando
contra las altas tarifas de la luz en Chiapas, aun así, hizo el viaje a la
ciudad de México no sólo a pedir ayuda para sus nuevas prótesis sino para
denunciar los atropellos que la “empresa de clase mundial” comete contra los
indígenas tsotsiles.
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@a_ilizaliturri
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