miércoles, 19 de junio de 2013

Migrantes recién llegados al Estado de México hablan de la redada ilegal del lunes.




(NOTA)

Estado de México.- Quince días de trayecto a la intemperie, expuestos al frio, a la lluvia o al sol, con un costo mínimo de 400 dólares a partir de Coatzacoalcos donde los pandilleros comienzan a pedir “impuesto” por cruzar las diferentes estaciones del tren en las narices de la policía mexicana. Eso sin contar el dinero que se puede perder en asaltos a manos de policías municipales, estatales o federales y miembros del crimen organizado. Más el riesgo de ser secuestrado por los zetas u otro cártel.

Todo esto se fue a la basura para 30 migrantes que el pasado lunes 17 de junio fueron detenidos ilegalmente por la policía municipal de Huehuetoca, Estado de México en una redada supervisada por el Instituto Nacional de Migración (INM) en el comedor para migrantes San José y el albergue conocido como “la carpa” de dicho municipio mexiquense.

Mario Chávez llegó hoy mismo al comedor para migrantes San José después de 14 días de viaje saliendo de Guatemala, su país de origen. “Ellos (los policías) tal vez nunca van a tener necesidad de nadie, ya con lo que son ya triunfaron, no necesitan más de nadie, pero nosotros no. A nosotros nos hacen daño. Con lo que hicieron ayer se puede decir que son racistas porque no quieren que uno vaya a triunfar”.

Tanto Mario como sus compañeros y Abdiel Camargo, voluntario del colectivo Ustedes Somos Nosotros y que atiende el comedor para los migrantes saben que la redada fue ilegal. Coinciden en que sólo agentes de migración les pueden pedir sus documentos y además sólo lo pueden hacer en la calle, definitivamente no en algún albergue o en otro centro de apoyo como el comedor.

El artículo 76 de la Ley de Migración dice que el INM no puede realizar visitas de verificación migratoria en los lugares donde se encuentren migrantes albergados por organizaciones de la sociedad civil o personas que realicen actos humanitarios.

Sin embargo el INM podría tener una maliciosa y premeditada coartada pues los agentes migratorios nunca entraron al comedor, se quedaron dentro de sus camionetas según comentaron Mario y sus compañeros. Abdiel Camargo dijo en entrevista que “se les preguntó cuál era el motivo de la redada y no respondían, no quisieron decir nada”.

Quienes ejecutaron el operativo fueron policías municipales de Huehuetoca. Mario resume lo anterior así, “migración es inteligente también, ellos no se metieron, ya cuando los policías los sacaron ya los metieron a las patrullas. Los de migración no se metieron ni se bajaron de las camionetas, mandaron a los otros pendejos”.

Sólo después de que policías municipales, dos de ellos armados, sacaran por la fuerza “jalándolos de los cabellos y dándoles de macanazos” como reporta Abdiel Camargo, los agentes migratorios entraron en acción y se llevaron a los migrantes a la estación migratoria de Toluca y después a la de Iztapalapa desde donde su único destino posible es su país de origen.
 



Mario Chávez viene de Guatemala y es la segunda vez
que viaja hacia Estados Unidos.
Mario insiste en que la redada del lunes no sólo fue ilegal, exhibe a las autoridades mexicanas como racistas y demuestra la poca autoridad moral que tiene el gobierno mexicano de reclamar por el maltrato que sufren los migrantes mexicanos en Estados Unidos.

“Los mexicanos allá quieren hacer sus berrinches como si estuvieran en su país, pero ellos no quieren dejarnos cruzar su país”. Así de claro es Mario quien viaja por segunda vez a Estados Unidos para encontrar trabajo. Lo cierto es que antes el peligro era cruzar la frontera. Hoy, es llegar a ella.

“En Coatzacoalcos están pidiéndonos “impuesto” los mareros, está una patrulla de la policía estatal y no hacen nada. Mucha gente se equivoca, cree que los policías nos están cuidando y no, si los pandilleros están ahí en sus narices y no hacen nada.”

Las arrugas en la frente de Mario denotan su edad avanzada pero ni sus ojos ni su voz titubean, no dejan lugar a dudas, para él los criminales centroamericanos que asaltan a los migrantes simplemente trabajan para sus líderes que son mexicanos. “La gente esa que está allá (los mareros) también nos hacen daño porque lo intimidan a uno, lo amenazan a uno, son pandilleros, y desgraciadamente son centroamericanos pero yo no creo que ellos tengan influencia, han de ser dirigidos por algún mexicano pero el mexicano no va a dar la cara”.

Recién llegaron hoy a Huehuetoca. Pararon en el comedor unas horas para continuar su trayecto por las vías del tren pero ya perciben la inseguridad que generó el ilegal operativo del lunes. “Mucha gente prefiere irse en camión arriesgándose a que lo agarre migración y no estoy en contra, que me agarren vendiendo droga, consumiendo droga, yo estoy de acuerdo y lo merezco pero imagínese venir aquí y que se metan a agarrar gente”.

Cristian es de Honduras como 29 de los detenidos que pronto serán deportados a su país y concuerda en que antes no era tan peligroso pasar por México. “La primera vez que crucé fue en el 2006, me tardé como 20 días y sólo me asaltaron los garroteros de la estación de autobuses de Tapachula pero era lo único de lo que tenías que cuidarte”.

"Allá en Honduras hay escasez de trabajo" Cristian González.
Hoy es diferente. “Yo salí con 800 o mil personas que querían cruzar pero la mayoría, unas 400, se regresaron en Coatza porque estaban cobrando 400 dólares, 100 por cada estación”.


Pero además del riesgo de ser presa del crimen organizado o ser extorsionados por las autoridades los migrantes centroamericanos enfrentan el abuso de los mexicanos que se aprovechan de su necesidad por conseguir trabajo. “Aquí el mexicano te quiere dar en la madre” relata Cristian, “fui a pedir trabajo en una blockera en Coatza y me dijeron a las seis de la mañana se levantan y empiezan a chambear -¿Y a qué hora termina?- No hay horario, a veces te va a tocar hasta las 11 de la noche -¿Y cuánto me va a pagar?- Setecientos pesos. Te quieren explotar”.

Encima de todo a partir de la redada del lunes los migrantes estarán más vulnerables, asegura Abdiel Camargo. “Se va a reducir el flujo de migrantes aquí. Antes se concentraban en este lugar pero en cuanto se enteren de la redada ya no lo van a hacer, se van a dispersar y eso los va a dejar más vulnerables para el crimen organizado”.

No se entiende por qué si México ha vivido en carne propia la discriminación que sufren sus paisanos en Estados Unidos trata así a los centroamericanos. Sobre todo cuando ellos sólo vienen de paso. “Uno nomás viene a México de pasada, si por eso te digo que están llenos de ira y racismo, nosotros no venimos como vamos  a Estados Unidos a sacar dólares, lo poco que traemos acá lo venimos dejando, el dinero se queda en México”. Así reflexionan Mario, Cristian y otros dos compañeros mientras descansan y, seguramente lo saben, son vigilados por un policía de la Secretaría de Seguridad Ciudadana del Estado de México desde un auto particular y que sólo baja de él para pedir los datos de los reporteros.


A pesar de todo miles de centroamericanos seguirán atravesando nuestro país como dice Mario “A ver qué aventura otra vez, no venimos por algo malo que hagamos allá sino por necesidad. Yo no tengo tanto cargo ya, pero todavía quiero vivir y para eso tengo que comer”.

@a_ilizaliturri

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