domingo, 16 de junio de 2013

Encapuchados, narcos y bullying, la tolerancia a la violencia en México.


(Opinión)



Encapuchados que destrozan vidrios, sicarios que disuelven a sus víctimas en ácido, niños que ahorcan a sus compañeras y suben el video a Youtube. Al parecer son asuntos totalmente distintos que no guardan alguna relación pero que podrían tener un hilo conductor: la enfermiza tolerancia a la violencia que ha estado presente en México desde hace siglos pero que creció de manera exponencial desde que Felipe Calderón declaró la guerra al narcotráfico en 2006.

Desde el primero de diciembre de 2012 cada manifestación o movilización social protagonizada por jóvenes y estudiantes se ha visto empañada por la actuación violenta de grupos minoritarios. El disfraz es el mismo: capucha o pasamontañas obligado, si se porta vestimenta negra mejor y el instrumento más adecuado es una cadena o incluso un lanzallamas casero improvisado con desodorante en aerosol y un encendedor. Anteriormente estos grupos sólo se veían en las manifestaciones del dos de octubre pero desde 2012 se hicieron presentes en el conflicto de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), en las movilizaciones de los estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), el primero de diciembre y más recientemente el 10 de junio.

Se autodenominan anarquistas aunque se ha probado que en casos como el del 1DMX buena parte de ellos estuvieron en contacto con la Policía Federal antes de la movilización y algunos más confesaron haber recibido 300 pesos a cambio de destrozar escaparates de la ciudad. Sin embargo, no todos son infiltrados. Existe una buena parte de jóvenes que asumen la violencia como un medio legítimo y no sólo eso sino que están convencidos de que es la única manera en que las autoridades son capaces de escucharlos.

Mi visita a la explanada de Rectoría en Ciudad Universitaria durante la toma del vestíbulo del edificio por parte de estudiantes del CCH me mostró varias cosas. Que definitivamente son minoría. Aunque en la explanada había un buen número de personas encapuchadas se trataba sólo de estudiantes que hicieron acto de presencia en solidaridad con quienes tomaron el acceso a Rectoría. Los jóvenes solidarios entrevistados coincidían en que no aprobaban la forma en que se llevó a cabo la toma pero los encapuchados, que negaron ser entrevistados, al ser cuestionados sobre los daños a las instalaciones y a las labores de los trabajadores expresaron con convicción “en toda revolución hay afectaciones”.
 


Así es como se expresa la tolerancia a la violencia dentro del movimiento estudiantil. La tolerancia a la violencia, que no deja de crecer, se expresa de distintas formas en todos los sectores. En los sectores conservadores se expresa con la petición de la pena de muerte, en algunas colonias como la Independencia de Monterrey o municipios como Santiago Cuautlalpan, Estado de México en linchamientos. Dentro de las comunidades rurales en forma de autodefensas y en el movimiento social a manera de grupos de encapuchados u organizaciones como el Resistencia Internacional del Pueblo que recientemente hizo estallar dos explosivos, uno de ellos en pleno metro Bellas Artes.

Incluso en el crimen organizado se puede ver esta escalada de violencia. “Algo le pasó al país que la muerte dejó de ser singular para convertirse en cotidiana y para que los difuntos fueran despojados de su dignidad” dice Roberto Zamarripa en su prólogo a Fuego Cruzado de Marcela Turati. Antes fenómenos como El Pozolero, o el de los 72 migrantes de San Fernando eran impensables, hoy son cotidianos. Blog del Narco, el espacio pseudo periodístico que funciona como red social de los sicarios es una espeluznante muestra de cómo se ha incrementado la saña de los grupos delincuenciales. Un grupo sube al blog el video de cómo degüellan a una mujer y en respuesta sus contrarios suben a la red el video de cómo le cortan la cabeza a un niño que trabajaba para los contrarios.

Quizá lo más terrorífico es ver cómo la tolerancia a la violencia se observa en los niños. Sin Embargo, diario digital, publica el día de hoy una nota sobre un video subido a Youtube en donde alumnos de la primaria José María Morelos y Pavón de Hermosillo, Sonora, son espectadores de una pelea entre el Chana y Joana. El motivo: el acento jalisciense de la niña despertó las burlas de sus compañeros y todo terminó en una golpiza de parte de el Chana que fue grabada como si se tratase de una pelea de box. Durante los siete minutos que dura la pelea ningún niño o niña fue para intervenir a favor de su compañera que era golpeada, todo lo contrario, los niños y las niñas gritaban, apoyaban, incitaban a que la pelea subiera de tono. “Tú eres hombre Chana, pégale” es la consigna que se escucha repetidamente durante el video. El punto culminante se da cuando después de recibir algunos golpes el Chana sale a mojarse la cara, es coacheado por un amigo suyo que le exige “regresa y dale un cachetadón”. Pero el Chana no regresó a darle un cachetadón a Joana, regresó para tomarla del cuello y ahorcarla hasta que la hizo perder el conocimiento y la soltó.

Y si creen que fue entonces cuando los demás niños  se asustaron y pidieron ayuda o trataron de proteger a su compañera se equivocan. Los alaridos dignos de una pelea profesional no se apagaron, las risas terminaron sólo cuando Joana trató de incorporarse y recuperó el conocimiento. Las últimas declaraciones del Chana: “¿Cómo estuvo la pelea Chana?  -Increíble- ”. Del maestro o la maestra del grupo nada se supo durante los siete minutos del video.


Cuando uno ve imágenes así los feminicidios, las ejecuciones o las masacres cobran algo de lógica. Lo que parece no tener explicación es que un grupo de niños de primaria vea no sólo como algo normal sino como algo deseable, la pelea a golpes de un niño y una niña de su salón. Aunque si se hace el ejercicio al revés todo puede tener lógica de nuevo. Si los niños se levantan con el ejecutómetro en cinco y se acuestan oyendo que la cifra se elevó a diez, si tienen los videos de las decapitaciones del narco a un click de distancia, si crecen en un país en el que el Estado no hace nada para frenar la violencia y cuando lo hace lo hace a punta de balazos uno puede empezar a encontrarle la lógica al acto de bullying desmedido.


*Aquí la referida nota de Sin Embargo http://www.sinembargo.mx/15-06-2013/656598

@a_ilizaliturri


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