jueves, 6 de junio de 2013

Cortejo fúnebre para recordar a las víctimas del incendio en guardería ABC en la capital.



(NOTA)


México, D.F. Cuatro años después del incendio de la guardería ABC los 49 niños y niñas que fallecieron en Hermosillo, Sonora se hicieron presentes en la capital del país para recordarle a todo México que del cinco de junio de 2009 a la fecha ninguno de los principales responsables de la tragedia ha pisado la cárcel.

Se hicieron presentes por medio de sus rostros. Grandes retratos de casi dos metros, uno por cada uno de los y las víctimas del incendio, recorrieron el Paseo de la Reforma cargados por artistas, escritores y activistas. A la cabeza del cortejo fúnebre iba Abraham Fraijo, padre de Emilia, con una bandera blanca. Detrás de los rostros de los niños marchaba el contingente ciudadano con 49 banderas rosas y azules.

Minutos antes de partir, las fotografías rodeaban la parte frontal de la glorieta del Ángel de la Independencia, mirando a los automovilistas. Al pie de la columna, Abraham Fraijo habló claramente desde el inicio de su mensaje. “¿Qué ha pasado a cuatro años? No ha pasado nada, las autoridades siguen protegiendo a los culpables, a asesinos de niños porque tienen apellidos poderosos y los contactos correctos. En México se puede matar a 49 niños y no sucede nada”.



Pero Abraham Fraijo se equivoca. En México sí sucede algo cuando la negligencia de las autoridades provoca la muerte de 49 niños. Juan Molinar Horcasitas, ex director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) que renovó el contrato de la guardería ABC es hoy vocero del Partido Acción Nacional (PAN). Ernesto Gándara quien era alcalde de Hermosillo al momento de la tragedia es hoy Senador de la República y se perfila como candidato a gobernador del estado.



Los principales responsables de la muerte de 49 niños y las lesiones de más de 70 no sólo no han pisado la cárcel, hoy tienen mejores puestos y en el peor de los casos viven lejos de los reflectores pero aún en la impunidad. Eso es lo que pasa en México después de la muerte de 49 pequeños.

“Se les ve paseando por la ciudad, ahí están”. Así describió Abraham Fraijo en entrevista la situación actual de los dueños de la guardería. “Imagínate el coraje de ir al súper y toparte con uno de esos cabrones”.

Es en este contexto que Manos Unidas por Nuestros Niños, una de las organizaciones formadas por padres y madres de las víctimas del cinco de junio, llevó a la Procuraduría General de la República (PGR) pruebas para que se abriera una nueva línea de investigación que apunta a que el incendio de la bodega de la secretaría de Hacienda del estado de Sonora que se extendió a la guardería fue provocado.

“Esperemos que no sea una cortina de humo, que esta vez sí sea verdad y que no sea como lo que hizo la Procuraduría de Sonora, la PGR, la Suprema Corte de Justicia y así podemos seguir”. Así fue como el padre de Emilia Fraijo Navarro respondió ante los cuestionamientos sobre la nueva línea de investigación. El propio Abraham confirmó en entrevista información sobre la cercanía del responsable de provocar el incendio y los socios de la guardería.

Corroboró que, como se lee en algunos foros de internet, la persona acusada de dar la orden de incendiar la papelería oficial de la bodega, Juan Carlos Félix Lam, es amigo cercano de los dueños de la estancia. “Al parecer sí, todos ellos se conocen en Hermosillo”. Lo anterior resulta grave, por decir lo menos pues abre la posibilidad de que uno de los dueños de la guardería supiera del incendio que se iba a provocar en la bodega que colindaba con la estancia infantil que él mismo operaba y, sin embargo, nunca actuara en consecuencia.

Provocado o no, lo cierto es que el incendio quizá no hubiera cobrado vidas si las condiciones del inmueble hubieran sido dignas, si el personal hubiera sido suficiente y hubiera estado capacitado. Por eso la mayoría de las pancartas mostradas durante la marcha aludían a Molinar Horcasitas, director del IMSS de 2006 a 2009. “Molinar, Bours y demás infanticidas, deben pagar por esto tarde o temprano” decía una de las cartulinas.

Esas fueron las únicas consignas durante la marcha, las que se leían en las pancartas. Porque, de hecho, no se trató de una marcha, ni una manifestación, ni una protesta. Lo de ayer fue un cortejo fúnebre como insistía Epigmenio Ibarra al pedir silencio a reporteros y asistentes. Sólo un par de tambores que marcaban el paso y los zapatos contra el pavimento rompían el silencio.

Así transcurrió buena parte de la tarde. Con una actitud solemne, a la memoria de Emilia que avanzó por Reforma con una gran sonrisa, o de Dafne Yesenia que con su disfraz de hada miraba a los peatones que, por un momento, le quitaron la atención a los stands de la Feria de las Culturas Amigas. Otros accedieron a la petición de unos jóvenes vestidos de blanco, estudiantes de teatro. “¿Le puedo contar una historia?” decían y las personas, un poco confundidas al principio aceptaban, se colocaban un tubo de cartón en un oído y el joven desde el otro extremo le contaba al oído dos historias: primero una anécdota suya de su niñez, luego la historia de uno de los pequeños que fallecieron. “Es para que los niños dejen de ser cifras, para que la gente se identifique y sienta más cercana la tragedia” aclaró uno de los contadores de historias.

Cerca de las siete y cuarto de la tarde, los niños ya habían llegado a la Plaza de la Constitución, la habían rodeado y miraban de cara a Palacio Nacional. Y se rompió el silencio, como si Felipe Calderón fuera  salir en cualquier momento al balcón, los asistentes comenzaron a gritar ¡ABC NUNCA MÁS! ¡ABC NUNCA MÁS!

Después de algunos minutos los enormes retratos terminaron de dar la vuelta al Zócalo, pasaron frente a la catedral y se dirigieron al centro de la plaza. Allí serían depositados respetuosamente a los pies del asta bandera que ese día ondeó a media asta. “Son como ataúdes, tengámosles respeto” exigía Epigmenio Ibarra a los fotógrafos que se acercaban a los rostros de los niños como si no conocieran el zoom o el telefoto.

Después de un largo trayecto, los niños por fin descansaron. Se les rindió homenaje al hacer el pase de lista que como cada cinco de cada mes desde hace cuatro años los padres efectúan en varias partes del país. Cada uno de los nombres fue gritado por Daniel Gershenson, activista, con ayuda de un altavoz para que los presentes respondieran ¡NO DEBIÓ MORIR! “Andrés Alonso García Duarte: ¡NO DEBIÓ MORIR! Camila Fuentes Cervera: ¡NO DEBIÓ MORIR! Daniel Alberto Gayzueta Cabanillas: ¡NO DEBIÓ MORIR! Emily Guadalupe Ceballos Badilla: ¡NO DEBIÓ MORIR! No debieron morir y, sin embargo, murieron. Por eso salieron como cada año a las calles de Hermosillo, del Distrito Federal y otras partes del país a decirle a la gente que a cuatro años los responsables de su muerte siguen impunes.



 @a_ilizaliturri 




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